Relato

TROPIEZOS         


Esta historia empieza en un día como cualquier otro a principio de año, me encontraba en la escuela caminando de un salón de clase a otro cuando vi a una chica, pero no era una chica normal, no para mí, tal vez especial pero diferente eso sí es seguro, para describir como yo la veía solo podría decir que su ser resaltaba como si se iluminara de una delicada forma cuando la miraba, siempre me caracterice por ser observador, rara vez interviniendo en lo que sucede, desafortunadamente para mi forma de ser, no muy valiente, común, promedio, no resaltando mucho pero con una ambición más grande que yo, gracias a esto solo me limitaba a verla de lejos por un tiempo, luego de pensar que no llegaría a ningún lado solo con observar, me propuse a hablarle poco a poco, ya la conocía, tiempo atrás había hablado con ella, quien pensaría que en ese momento que alguien que conocí como una persona cualquiera se volvería tan significativo, me acerque a ella como un conocido más, saludándola como una persona, poco fue lo que pudimos hablar, pude llevarme una buena impresión de ella, me agradaba como hablaba y por supuesto su voz, en mi mente imaginaba estando en una relación con ella, imaginaba momentos, momentos tan simples como una caminata tomados de la mano o una tarde hablando de nuestros gustos pero tan significativo para los dos, imaginaba pasar días, semanas, meses, años, todo el tiempo, el disponible y el no disponible a su lado, dedicar todo lo que soy yo a ella, (Espacio del pensador): A este punto deben estar pensando: “Como él le daría a alguien que siquiera conoce una entrega total de su ser solo porque quiere sin más”, llámenlo como quieran desquiciado, chiflado, loco o porque no amor.

Dejando de lado la cobardía, me aventure, agarre valor de donde no tenía para decirle lo que pensaba de ella, decirle que para mí sin lugar a dudar era la chica más linda de la escuela, todo paso de una forma que no esperaba lo admito, estaba ella sola, me acerque para hacerle compañía, me senté frente a ella luego de hablar de una cosa u otra le dije: tengo algo que quiero decirte desde hace un tiempo, me pareces la chica más bonita de la escuela, ella me respondió con una pregunta muy directa: ¿Te gusto?, le respondí sin evasiva alguna: Sí, luego de eso me sentí algo aliviado como si me hubiera librado de un peso, en ese momento recordé las palabras que un día había escuchado: Si no naces valiente te haces y si no te haces finge serlo, lo suficiente como para convencer a alguien de que lo eres, palabras que en su momento no entendí pero que retuve en mi mente como algo que un día me sería útil y vaya que lo fue.

Paso algún tiempo, no tenía la certeza de que sería correspondido, pero quería avanzar no quedarme en el mismo punto, así que me dedique a pensar una forma de como proponer una relación, sabia con precisión qué es lo que quería, un noviazgo, que durara lo que tenga durar y si el destino lo dispone que avanzara más…. (Espacio del pensador): ¿Existen personas así en el mundo todavía?, si las hay deben ser muy escasas digo yo porque quien sería tan bien intencionado o tan ingenuo como para hablar o pensar de este modo.

Tome la decisión de hacerlo un día, un día en el que teníamos formación me acerque a ella, fue algo como esto: Hola, ¿podemos hablar?; Si, claro, tuvimos una corta conversación acompañada al final con una proposición muy sincera y directa pensada de modo que no sobraran ni faltaran palabras: ¿Te gustaría ser mi novia?, su reacción además de ser una gran sorpresa creo yo, no sabía que decir, yo le dije que no esperaba una respuesta inmediata, que lo pensara el tiempo que lo tuviera que pensar yo sabría esperar, pasaron unos días donde pensé en las dos respuestas que me podría dar un sí o un no, pensé en que seguía después de las dos respuestas, estaba preparado mentalmente para lo que me dijera pero no para lo que me dijo…

Nos encontramos en un descanso en el colegio, su respuesta fue para mí tan desconcertante como para ponerme el mundo de cabeza: “No es un sí ni un no, es un tal vez”, de un momento a otro mi mundo se voltio, me explico su respuesta, algo que yo entendí, para luego de unos días rechazarme, decidí apartarme de la vida de ella, tomar un camino aparte pero aún seguía teniendo sentimientos hacia ella, al final de año decidí escribir una carta, algo así como una carta de despedida pero siempre con la posibilidad de que ella decidiera volver, el día que se la di estaba feliz, no tenía idea idea de que le gustaban mucho las cartas, la leyó en frente de mí, luego de eso me miro y me dijo: Si, solo sin más, yo me pregunte en ese momento: Si?, a lo que respondió: Si, acepto, la alegría que sentí en ese momento no la podría describir con palabras no con facilidad por lo menos, de camino a mi casa, pensé en la situación, en lo que había pasado, no me lo podía creer, el tiempo que tuve la relación fue bonito por lo menos para mí, aunque nos vimos poco en ese tiempo, honestamente casi nada pero fue linda la idea de que estaba en una relación, luego de casi dos meses ella decidió terminar la relación, sin decir razón alguna, lo acepte, respete su decisión, claro está que quería saber el porqué, pero de nada servía pensar tanto en el asunto sino dejarlo de lado y continuar con la vida.

(Espacio del pensador): Esto es nada más y nada menos que la inocencia es su más grande expresión, como esta persona soñaba con un futuro junto a alguien y como es rechazado, se deben preguntar ¿El final es eso y ya?, lo que paso con el protagonista si lo quieren saber claro está, cambio, pero no fue un cambio drástico, aprendió que no se puede soñar de a mucho, no cuando se trata de una persona ajena a él, de no entregar todo lo que tienes a alguien que lo rechazaría fácilmente, en conclusión la misma persona pero con una enseñanza de vida y un poco menos inocente.